martes, 15 de marzo de 2011

Soba: sushi del Caribe en el Borne

Una de los factores más admirables de una parte de la gastronomía japonesa es su potencialidad en cuanto a su reedición en cualquier lugar del mundo. De hecho, con más frecuencia de lo que pensamos, solemos encontrar sabores bastante parecidos a los que se encuentran en las hoy maltrechas tierras niponas. No obstante, como cualquier viaje hay cosas que se quedan, se cambian de lugar o se integran. Hoy les presento el Soba, un reducto en el carismático barrio del Borne en Barcelona al que tuvimos oportunidad de conocer gracias a la ruta que ofreció un grupo de blogueros la web de reservas on line de restaurantes Restalo.
La relectura de los sabores nipones viene con mutaciones obvias que en el caso de Latinoamérica suelen venir acompañadas por la inclusión de uno de los ingredientes que se tienen más a la mano por esos lares: las frutas. Esta condición del sushi del otro lado del atlántico emprende su camino de vuelta cuando son empresarios de ese país los que arman este tipo de comederos en el viejo continente. Y a veces sin querer hasta se redunda en el exotismo...
Venezolanos son los dueños y artífices de Soba, un local cuya carta hace guiños permanentes al sushi gestado en el Caribe. Es así como los makis esconden licencias como vegetales tempurizados en su interior o pedazos de fresas dispuestos para bien ser combinados o para colorear la comida. “Tropical roll” se llama el atrevimiento. En la degustación nos presentaron el Shakomaki con salmón, aguacate, cebollín y queso crema que encaja perfectamente en el concepto de "tapas", incluso me lleva a pensar en que el futuro estos makis pueden estar exhibidos en los escaparates junto a las tostas buscando complacer a los paladares ya conquistados por esta cocina y con la medida justa para los que se atrevan a arriesgarse poco a poco. Mención especial le doy al Tatsumi Maki, con atún, queso crema y crujiente de berro. Otro de los “clásicos” de estos locales del otro lado del atlántico son los yakitoris bañados en salsa teriyaki y aquí una muestra.
Una curiosidad: nos ofrecieron un vino español que, vaya buena estrategia de marketing, se vende como ideal para acompañar el sushi, se llama Oroya, los críticos suelen llevarse las manos a la cabeza pues realmente es un buen vino blanco y poco más, pero es que con el sushi lo que combina es ¡té verde! No obstante, si se entiende como una tarde de tapas pues viene muy bien este y cualquier vino de su nivel...
Asimismo, es posible encontrar pruebas fidedignas de la escuela de sabores nipones que dejó como legado el chef que les apoyó durante más de un lustro en la creación del concepto, pues este Soba es el hijo menor de su homólogo en Le Corts que ya suma ocho años.
El tempura también se muestra apegado a los cánones lejanos y además delicioso...
De postre tienen helados que contemplan sabores de té verde, jengibre y wasabi, aunque me soplaron que también es posible encontrar el “tres leches” (el combinado de tarta con leche evaporada, condensada y crema de leche de origen latinoamericano) con lo cual cualquier comida puede ser gloriosamente coronada. El local del Borne en cuanto a la comida no decepciona, no obstante, para los claustrofóbicos resulta mejor no subir a la segunda planta pues también en esto es muy “japo”. Mejor hacerse un lugar en la barra o simplemente acercarse a su hermano mayor en Le corts, en mi caso es desde ya una tarea obligada para cuando volvamos a Barna. Aquí la web de Restalo échenle un ojo que está muy buena y de Soba donde se podrán enterar de más cosillas de este reducto...


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