¿Comida afrodisíaca en un antiguo convento? Sólo en el Bar del Convent un reducto en Barcelona en el que vale adentrarse no sólo para intimidarse con sus paredes del siglo XVI sino para comer rico en un entorno muy especial. Uno de los puntos más interesantes de su comida es que, en vista de que la estructura no permitía grandes cambios, no hay refrigeración, con lo cual al mediodía se habla estrictamente del “plato del día”. De hecho, según la afluencia de comensales puede que se vayan agotando algunas alternativas, lo cual reafirma su leit motiv de “cocina de mercado”.
En sus cocinas hay manos de Chile por parte de Fernanda Leiton y de Argentina por Cinthia Salcini quien también funge como gerente, con lo cual la degustación obliga a toparse de vez en cuando con exóticos condumios (hasta empanada chilenas aparecen por ahí).
Mi licencia preferida ha sido la inclusión del curry y la leche de coco. Es así como nos topamos con unos langostinos fritos con jengibre sobre unas patatas cubiertas de una mayonesa de curry y sésamo negro. Asimismo, nos perdimos en una sopa de calabaza, leche de coco y almendras.
También brilló un paté de champiñones frío que se llevó todos los lauros.
Rica lasaña de espinacas que honra la cantidad de vegetales que deberíamos incluir en nuestra dieta.
También probamos (vaya glotones que somos) unos huevos cremosos con chorizos y patatas. ¡Estaban realmente ricos! Aunque, debo decir, son ideales para compartir (entre 10 mínimo) por su ingente aporte calórico.
Además como es un lugar anexo al centro cívico de interés social Convent de San Agustín los precios son cuidadosamente vigilados, de hecho son inamovibles los 9.50 euros que cuesta el menú.
No obstante, creo que de las mejores cosas de este lugar es la actitud de su gerente, Cinthia quien entendió perfectamente qué hacemos los bloggers y cómo contribuimos para amplificar el boca a boca. ¡Maja!
Una curiosidad: tienen una mesita pequeñita en el “área infantil” ¿es tan difícil pensar en las familias? Pues parece que no y aquí lo han resuelto muy bien. Además tienen un espacio maravilloso a prueba de los ataques de pánico que nos dan a los adultos cuando a los peques les da por correr alrededor de las mesas durante una comida.
Me encantó esta área tipo "lounge" para después de comer, para el café, esperar mesa o siemplemente "estar"...¿se imaginan un espacio para la siestas? ¡A tomar nota!
Cinthia también nos contó de las actividades adicionales que desarrollan en este lugar, de hecho, es importante destacar que ceden sus espacios al aire libre para que grupos artísticos se dejen sentir. Ya me estoy imaginando las noches de verano con mesitas afuera de cara al “claustro gótico” disfrutando de un espectáculo de danza o teatro o quizás de una sesión de Dj femeninas (uno de los platos fuertes de su oferta). El disfrute de las actividades es gratuito.
Asimismo, se venden cómo un lugar ideal para presentaciones, show room, etc, ojo a las agencias de publicidad tan dadas a buscar novedades. Y si les gustó lo de afrodisíaco disponen también de un catering temático. La mesa de atrás de nosotros un viernes estaba completamente llena de unos 20 chicos (¡ole!)
Me encantó este lugar, lo conocí gracias a la gente de Restalo, una web de reservas de restaurantes que ha tenido el detalle de invitar a unos bloggers previo acuerdo con algunos de los lugares que se encuentran sumados a su servicio (los detalles los pueden buscar a través del hashtag #tapeorestalo en twitter). Me encantó encontrar gente con mis mismos intereses y apetito ¡ja! Margot, Pruden, Mónica, Astrid y sus maravillosos blogs. Aquí en la foto, nuestro anfitriones de Restalo Juan & Juncal.
Un dato, al salir del El Convent imposible no dejarse seducir por El Museo del chocolate que queda al lado ¡ñam!
Aquí los enlaces de nuestros amigos de
Restalo, del
Bar del Convent de San Agustí y de los blogueros cómplices de esta aventura:
Margot, Mónica,
Astrid y
Pruden. Espero verlos pronto por Madrid o Barcelona para disfrutar de una tarde mágica como esta que nos ha unido.
1 comentario:
Buena crítica para un sitio al que tengo especial apego. Un marco arquitectónico de lujo y las personas que lo llevan, lo mejor.
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